viernes, 16 de diciembre de 2011

Pensar el movimiento hoy como ayer, por Juan Peron

CARTA AL SR. ANDRÉS
FRAMINI (07-11- 1965)
Escrito por Juan Domingo Perón.
Madrid, 7 de noviembre de 1965.
Al Sr. Andrés Framini
Buenos Aires
Mi querido amigo:
Parece que en el peronismo los dirigentes
no pueden lavar sus trapos sucios en casa
y necesitan, como las comadres de con­
ventillos, llevarlos al comentario de la
calle. A mí me importa un rábano que se
peleen allí y que algunos tontos me quiten
el respeto que creía haberme ganado en el
Movimiento, pero sí no puedo ver con
buenos ojos que se haga un mal
premeditado ai peronismo, porque no
creo en la buena intención de los que
hacen trascender estas cosas para que
sean la comidilla de nuestros enemigos.
El viaje de Isabelita, que se comunicó a la
conducción con suficiente anticipación,
parece que ha producido el mismo efecto
entre los gorilas que entre algunos de
nuestros dirigentes, lo que me hace pensar
que muchos de ellos no están muy seguros
de su propio predicamento.
Pero donde la deshonestidad es evidente,
es cuando se afirma allí que el diputado
Güerci anda en tratativas con el Gobierno ,
cuando esta cumpliendo una misión que
yo personalmente le he encomendado
(lleva un memorándum en contestación a
una gestión que un grupo de militares
hiciera ante mí). Pero donde la infamia
raya a mayor altura es cuando se afirma
que Jorge Antonio es el gestor de tales
arreglos con el Gobierno y que tiene
secuestrada a Isabelita o me tiene
prisionero a mí de su dinero. El pobre
Jorge Antonio, que esta metido en este lío
precisamente por ustedes desde la
operación Retorno, desde su regreso del
Paraguay no se mete para nada en estas
cosas, como no sea para ayudar en las
comunicaciones o en otras cosas que yo le
pido.
Lo que ocurre en este sentido es que tanto
el Gobierno como los militares hacen
gestiones ante mí para llegar a acuerdos.
Unos a fin de evitar un cuartelazo y otros
para darlo. Yo, mirando los intereses del
peronismo, les he contestado lo mismo a
unos que a otros, mediante el
memorándum que les he remitido a la
junta coordinadora, para evitar
precisamente que se pensara y se
difundieran versiones antojadizas.Yo
recibo denuncias todos los días de
nuestros propios dirigentes, en las que me
dicen que los dirigentes de la conducción
se están arreglando con el Gobierno para
conservar sus cargos y medrar con ellos;
pero haciendo honor a una confianza que
siempre les he tenido, ni siquiera se me ha
ocurrido comentar con ellos mismos
semejante patraña. ¿Cómo puedo tolerar
entonces que cuatro chantapufis se
permitan dudar de mi honestidad y
correcto proceder en el Movimiento que
esos mismos desgraciados están
usufructuando a costa de todos mis sacri­
ficios y penurias?
Nosotros por ahora, por lo menos, no
podemos entrar en componendas con el
Gobierno porque ya ha fracasado y con los
militares porque van a fracasar.
Hace veinte años que manejo dirigentes de
toda laya y hace más de cincuenta que
manejo hombres, de manera que por bru­
to que sea debo haber aprendido a
conocerlos. Yo intuyo lo que piensan y
deduzco lo que hacen y en qué andan. Ya
me estoy cansando de todo esto porque
veo que mis sacrificios son inútiles, más
por sus intereses personales o de círculo
que por los que corresponden a todo el
Movimiento. Aunque estos pajaritos en
plenta se creen muy vivos, no se percatan
de que están labrando su propia desgracia,
como están poniendo en peligro el destino
de nuestro Movimiento.
Lo que estos papanatas creen es que me
estoy muriendo y ya empiezan a
disputarse mi ropa, pero lo que no saben
es que se les va a levantar el muerto en el
momento que menos piensan. Todavía
tengo fuerzas y aptitudes para formar un
nuevo movimiento peronista, si es preciso.
Veremos cuantos son los que se quedan
con ellos. Es el destino de los mediocres
que, careciendo de grandeza, estarán
siempre destinados a procedimientos de
albañal.
Un gran abrazo.
Firmado: Juan Peron

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