La Cosa y León
León, dicen que te fuiste pero no.
La fotografía de los girasoles sobre las rodillas de tu abuelo campesino, la mueblería familiar y la cama donde tus viejos concibieron sus hijos, quitándola de la vidriera por las noches para reponerla a la mañana siguiente - , la crueldad histórica de la Oligarquía terrateniente, igual para criollos que para inmigrantes, después de haber supliciado a las gentes de Callfucurá en la pampa circundante… Hablan tanto de nosotros como lo que nos daba a entender, en la estacada, la filigrana enamorada de la Libertad en tu trabajado pensamiento, compañero eterno de todos nuestros compañeros.
Gracias por enseñarnos que la patria de nuestras infancias es lo que al fin y al cabo militamos, más allá de la moral burguesa.
En otras palabras, todo eso donde aprendemos desde las caricias hasta las palabras dadas, que empuñadas y juntas nunca se demoran en hacer masa y son capaces de cambiar la Historia, hasta ponerla del lado de los Necesitados, del Coraje y de la Alegría.
Gracias por ayudarnos a recuperar el deseo laburante de los cuerpos en el compromiso político de la Emancipación, más allá del trabajo enajenado.
Donde mejor nos podemos pensar con los otros y actuar.
Gracias por enojarte en nombre de los que ya no están y somos hoy.
Cuando Las Malvinas y después, cuando el olvido que se quiso imponer sobre los muertos terminó de enjuagarse “democráticamente” mediante la venta impune de los bienes de la Nación, el hambre de los trabajadores y la despiadada intemperie de las mayorías, el aborregamiento neoliberal de la política.
Gracias por la bravura delicada de tus argumentos y por estar, por ser y entender, por querernos tanto como para traer La Sorbona a la Federación de Box, mientras empezábamos a rugir piquetes, dos generaciones sin Trabajo, los Jubilados cada Miércoles frente al Congreso, los Niños, la Desnutrición y el Tiempo que hoy nos asiste, como Derecho a la Ternura.
La victoria popular sobre el Terror, la recuperación de las militancias y de la política, te deben este abrazo.
Tu denuncia permanente de la castración política de los partidos populares de Argentina a manos del Partido Militar y su perverso retorno al punterismo conservador después de la Masacre, se cruzó en un instante de gracia - , que ya es historia - , con el “¡Proceda!” presidencial de Néstor Kirchner en el Colegio Militar y aquí estamos; barrio por barrio, casa por casa, abriendo el porvenir a salvo de los fantasmas del horror y el despotismo predador.
Y juntos estuvimos en el 2007 cuando se trató de defender en la Plaza de Mayo el gobierno de Cristina con la misma intensidad indignada que se puso en juego para sacar de la Casa Rosada, en el 2001, el gobierno que intentó reimplantar el Estado de Sitio.
La concepción de Pares organizado(re)s y los Grupos Territoriales de Base recuperados de la experiencia histórica La Gloriosa; tu lectura sobre la superioridad ética originaria de los invadidos de Nuestra América por sobre la moral de los invasores, y la abolición de las trazas del cuerpo materno como requisito subjetivo del imperio del Capital, son ya materias de nuestra formación político – ideológica diaria, tu legado intelectual para la Generación del Bicentenario, y no sólo de argentinos y no sólo de americanos.
León Rozitchner - , aquel pibe que nació en Chivilcoy y de su exilio venezolano terminó trayéndose a Simón Rodríguez, maestro de Simón Bolívar - , se queda con nosotros, aunque se haya ido por un rato nomás, junto a John W. Cooke y Alicia Eguren; con tal de seguir discutiendo todas esas cosas que nos mantienen juntos y mirando adelante.
Eterna gratitud a su memoria.
2 de septiembre de 2011.
La Cámpora de San Telmo – Templanza Suramericana
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