
Con está medida quedó en evidencia que la dékada estaba ganada, que el proceso de integración regional no tenía marcha atrás, que los países latinoamericanos marchaban unidos hacia un mismo destino. Un destino en el que la educación fuera el factor de cambio y el propulsor de la igualdad social. Tal es así que Lula expresó: "No hacemos milagros, no hay milagros en la política. La educación cumple una función fundamental en la tarea de hacer más justa a la sociedad. En Brasil luchamos contra todos los monopolios y eso incluye también el monopolio de la educación".
Una vez más se siguió el hilo de las convicciones y se apostó al desarrollo de la industria nacional. Es que es a través de la industrialización que aumentan los puestos de trabajo y se avanza hacia la independencia. Pues no hay que olvidar que fue el cierre de las empresas nacionales sumado a una entrega incondicional al capital extranjero lo que terminó llevando el país a la quiebra.
Con las banderas en alto y la alegría en los rostros, los compañeros de San Telmo demostraron ser fiel a sus convicciones, a ese proyecto Nacional y Popular que ve en el otro la Patria y que día tras día lucha por ampliar la igualdad de oportunidades "para que cada uno pueda elegir qué vida quiere tener".
No hay comentarios:
Publicar un comentario