sábado, 7 de marzo de 2015

"La visión Kristinista, nuestra forma de hacer política"


En el marco del Encuentro de mujeres del UyO del 8 de marzo las Huarmis de Templanza presentamos un Documento fundacional, como base de nuestra forma Kristinista de hacer política.


"...Ha llegado la hora de la mujer que comparte una causa pública y ha muerto la hora de la mujer como valor inerte y numérico dentro de la sociedad. Ha llegado la hora de la mujer que piensa, juzga, rechaza o acepta, y ha muerto la hora de la mujer que asiste, atada e impotente, a la caprichosa elaboración política de los destinos de su país, que es, en definitiva, el destino de su hogar. Ha llegado la hora de la mujer argentina, íntegramente mujer en el goce paralelo de deberes y derechos comunes a todo ser humano que trabaja, y ha muerto la hora de la mujer compañera ocasional y colaboradora ínfima. Ha llegado, en síntesis, la hora de la mujer argentina redimida del tutelaje social, y ha muerto la hora de la mujer relegada a la más precaria tangencia con el verdadero mundo dinámico de la vida moderna."
Eva Duarte
12 de marzo del año 1947

Las transformaciones se generan solo interpretando, sensibilizando y realizando permanentemente, con respeto; lo que llevan a la concientización, al convencimiento y a la acción.
Somos quienes debemos desde la formación y prácticas ejemplares continuar construyendo una Patria con equidad.
Cristina Fernández interpela permanentemente la cultura patriarcal que atrasa, es arcaica y conservadora, dándonos la fuerza para enfrentar todos estos desafíos en este tiempo.
Debemos entender la importancia de la perspectiva de género, que no es otra cosa que la profundización de nuestro proyecto político. Lograr la verdadera justicia social es la base de la democracia popular.
En este sentido, concebimos la política como la herramienta que genera entre otros el espacio social donde se organiza el pueblo y su poder real, donde se decide la distribución de los bienes y roles entre las personas.
La participación de la mujer, en el sistema político institucional, pasa muchas veces desapercibida, o es invisibilizada, siendo que es parte necesaria e indispensable.
Por lo tanto es imprescindible crear las posibilidades de acceso a todo de manera equitativa, evitando caer en la falsa inclusión, que no es otra cosa que la negación al cambio. Como lo es cupo femenino del 33%, queremos el 50 y 50.
Los movimientos y organizaciones de mujeres de Suramérica dan cuenta que es necesario el cambio cultural. Estos movimientos y organizaciones han hecho importantes contribuciones a la crÍtica del modelo patriarcal vigente. Somos testigos del cambio histórico en curso, gracias a la lucha unificada en contra de las normas equivocadas, represiones e inequidades. Por eso nuestra patria debe profundizar el Cambio Cultural.
Hemos alcanzado muchos logros, pero falta, ya que existen aún discriminación, femicidios, violaciones, y sistemas prostibularios, todo esto sostenido por la violencia simbólica, que es casi invisible y está sustentada por las relaciones de dominación de los varones sobre las mujeres, es una violencia que convierte en natural lo que es un ejercicio de desigualdad social, y que está instaurado como un discurso hegemónico, y precisamente por ello, es una violencia contra la que se suele poner poca resistencia.
Esa naturalización de la opresión de género es una práctica vigente aún hoy en movimientos y pensamientos emancipatorios de América Latina.
Existe una dinámica de construcción de alternativas para otro mundo posible. Concretar la paridad es contar con la presencia de sujetos y sujetas con capacidad de resistencia, decisión y autonomía para definir prioridades y proyectos emancipatorios que conduzcan a transformaciones reales de la cotidianidad.
Necesitamos pasar de la sensibilización a la formación, profundizar en la construcción de los derechos humanos de las mujeres, apuntar a la igualdad de posibilidades para poder hacerlos efectivos , ya que hay una falta de correspondencia entre la democracia política y la democracia social; la cual mantiene la opresión por cuestión de género, entendiendo que la evolución de la democracia de una sociedad, se concreta y demuestra de manera efectiva por la situación de las mujeres.
Debemos apoyarnos en una concientización que promueva el cambio cultural, enriquecer nuestras miradas para revertir la fragmentación social, y entender que es la hora de promover la justicia social al 100%, (como ya nuestra presidenta lo dijo) alfabetizándonos, reeducándonos desde una perspectiva de equidad de género. Comprendiendo que Cristina Fernández, nuestra conductora, refleja la necesidad de las mujeres en cada uno de sus actos de gestión política, desde la militancia tenemos la responsabilidad y la urgencia de transformarnos para poder transformar.
Urge cambiar la cultura que afecta a las relaciones entre los sexos, erradicando la violencia simbólica, que son los resortes que sostienen ese maltrato y lo perpetúan, y que está presente en todas las demás formas de violencia, garantizando que la misma sea efectiva.
La violencia Simbólica, además de ser resorte y pilar fundamental para la sociedad patriarcal, abarca a la forma de familia tradicional, la maternidad forzada, la educación androcéntrica, la heterosexualidad obligatoria, las religiones misóginas, la historia robada, el trabajo sexuado, la ciencia inope, etc, pero fundamentalmente a los gestos, silencios, miradas, signos, mensajes, que hacen posible que esas instituciones existan porque constituyen y designan en mujeres y varones, desde que nacen, la posición social que ocuparán, el rol de género a través del cual ejercerán posiciones de poder o de subordinación.
En el siglo XXI queda pendiente para nosotras las personas, es hacer realidad que los derechos de las mujeres sean DDHH.
Queremos un país, una sociedad con JUSTICIA SOCIAL, para lograrlo necesitamos que nuestra militancia esté convencida y formada, es decir militantes integrales. Que cada acción contenga las cuatro “EQUI” equivalencia, equifonia, equidad, equipolencia.
Equivalencia: principio básico de los derechos humanos de donde surge que todas y todos valemos lo mismo.
Equifonia, que la voz de todas y todos sea escuchada de la misma forma.
equipotencia ,construir poderes iguales.
Equidad; avanzar de manera justa, equitativa y lograr la justicia social.
Así mismo, Cristina Fernández en la 47 Cumbre del Mercosur asegura y proclama que “La tercera bandera de nuestro movimiento era la justicia social. Pero la justicia social es un estado en el cual ya todos y cada uno de los que habitan un país, una sociedad ha tenido lo que le corresponde, ha logrado el acceso a todos los bienes. Y realmente ni en mi país ni en ninguno de los países que hoy estamos aquí sentados, y creo del mundo, se ha logrado el estado de justicia social que significa que cada uno pueda tener la posibilidad de acceder a todos los bienes que otros tienen. Por eso creo que la bandera debe ser la de construcción de igualdad social, que ya no está solamente referida al acceso a los bienes económicos, sino que se ha ampliado también a lo cultural, a lo igualitario de género…”
Las y los militantes somos quienes tenemos que llevar a cabo el cambio cultural. Por vocación y por conocimiento de la realidad siendo parte activa y viva de las y los vecinos de cada barrio.
Pensarnos e interpelarnos desde las palabras mismas de Néstor Kirchner “A los jóvenes les digo sean transgresores, opinen, la juventud tiene que ser un punto de inflexión del nuevo tiempo”; nos obliga a formarnos para hacer efectivo “el Cambio Cultural que demanda la hora”.




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