En la Argentina vivimos distintas clases de violencias desde el 9 de diciembre de 2015, cuando se obligaba a una presidenta constitucional a entregar el mandato un día antes: hay represión sin importar a quién, jubilados, maestros, jóvenes, se habla mal de una chica asesinada por la violencia machista, se comprar armas de manera masiva. La violencia institucional es evidente desde fines de 2015 y principios de 2016, en especial, hacia las agrupaciones políticas y hacia los que pensamos distinto a este gobierno autoritario. Milagro Sala fue presa porque sí. Balearon un local de Nuevo Encuentro durante su inauguración, hiriendo a unas compañeras con un niño en brazos. La violencia tampoco fue ajena a nuestra unidad básica de La Cámpora, Templanza Suramericana en el barrio de San Telmo: comenzó con bombas de pintura verde olivo y rayones sobre el mural de Néstor, Cristina y Máximo, cerca del Parque Lezama y en el de avenida Independencia , hasta cubrirlos de gris oscuro, dejando al barrio más políticamente activo de la Ciudad de Buenos Aires sin parte de su identidad. Hubo amenazas a los compañeros para que no hagan la radio abierta de los sábados, amenaza que terminó en un apriete de la policía. Continuó con insultos al pasar, intentando lograr la respuestas violentas que nuestros compañeros nunca tuvieron. Hay gente que filma y saca fotos cada vez que estamos en la calle. El punto más álgido se dio el día de la visita del ex juez de la Corte Suprema, Raúl Zaffaroni: se metieron en el local, destrozaron una de nuestras banderas, y dejaron una nota amenzando a los militantes y a Zaffaroni. Pero eso no fue todo. Ni siquiera lo más violento. Nuestro responsable, Enrique Aurelli, fue amenazado y agredido de un culatazo, cuando alguien que dijo ser un ex agente de las fuerzas de seguridad empujó a su bebé que daba sus primeros pasos de la mano de su mamá en la tarde del 21 de enero.
Este último sábado, mientras hacíamos la radio, pasó alguien gritando que bajáramos el volumen cuando el programa se transmite en vivo para los vecinos desde hace más de cuatroaños. Luego, un violento vino directamente a callarnos, amenazando a los compañeros que realizaban la transmisión. La policía fue hasta el lugar, constató que no se violaba ninguna ley y nos acompañó a terminar la transmisión en paz. Hubo gente que filmaba y sacaba fotos. “El Club de Fans de Templaza” lo llamamos y hasta llevamos un registro fotográfico. A las 16 de ese mismo sábado uno de los provocadores de la mañana se paró frente a la Básica mirando desafiante a los compañeros que entraban y salían.
A las 4:20 de la madrugada del domingo, el mismo hombre que había estado sacando fotos y provocando durante la transmisión de la radio, destrozó las dos puertas de nuestra básica a patadas causando daños. Además, en una situación confusa y claramente voluntaria, mientras otro hombre distraía al personal de la playa de al lado, el personaje actuaba en la puerta de nuestra Básica. Se ve en la cámara de seguridad cómo lo hace sin dudas ni cavilaciones. En la imagen se ven los dos personajes.
Esas personas, no aptas para vivir en democracia, van directo a la agresión y saben lo que hacen, parecen instruidos. Según nuestros vecinos, uno de ellos es custodio de una colectividad afín al gobierno de Mauricio Macri. Y se cree impune en este estado de excepción que vivimos en la Argentina. Estado que no puede sostener sus políticas para pocos y que, debido a su matriz antipopular necesita mantener el poder mediante la violencia.
Hoy hay elementos devenidos parapoliciales que ya habían perdido función y sentido durante los gobiernos nacionales y populares en los que nunca fue necesario amenazar a los adversarios políticos para generar mayoría. Trabajan de manera sistemática y cobarde, intentando amedrentar el trabajo solidario y barrial que mantenemos los compañeros de Templanza Suramericana. Que sepan que ésto es sólo un impulso para seguir militando, porque hay pruebas sobradas de que se puede vivir en un país pacífico que crece y mejora gracias al esfuerzo colectivo. Un país que nos incluya a todas y todos. Porque no hay violencia que pare a la militancia. Néstor y Cristina son pruebas sobradas de eso.
Ver video: https://youtu.be/gfwXvZq8vC0
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